En anteriores ocasiones ya os mostramos que la seguridad es una de las primeras motivaciones de los usuarios a la hora de instalar domótica en el hogar. De hecho, en España son 7 de cada 10 usuarios que tienen pensado automatizar su vivienda, de manera total o parcial, los que lo hacen con la seguridad como principal motivo.
Paradójicamente, uno de los principales miedos que muestran los usuarios reticentes a instalar domótica en las viviendas tiene que ver con el miedo a ‘hackeos’ y accesos indeseados a los sistemas de gestión de la smart home, a través de brechas de seguridad.
Desde KNX Association (aquí puedes acceder a la web de la Asociación KNX en España) se plantean una serie de principios, a modo de decálogo, para lograr que estas instalaciones sean infranqueables:
- Fijar los dispositivos para que no puedan ser fácilmente retirados.
- Los dispositivos que componen el sistema de control de la smart home sólo pueden ser accesibles a personas autorizadas y de confianza.
- Colocar dispositivos, especialmente los situados en exteriores (cámaras de seguridad, detectores de presencia…) en altura o zonas de difícil acceso.
- Uso de tornillos o tuercas antirrobo, así como de entradas binarias en interruptores.
- Evitar que los cables que forman parte de la red estén a la vista.
- Usar una red independiente y en exclusiva para el sistema de automatización doméstica.
- Uso preferente de conexiones mediante red privada virtual, orientada a la automatización de viviendas y edificios.
- Recabar toda la información necesaria en materia de seguridad de la smart home antes de proceder a la instalación.
Otras entidades, como la firma de seguridad ESET, insisten en otros aspectos esenciales de la seguridad de los hogares inteligentes. Por ejemplo, desde esta empresa se apunta la necesidad de reforzar la seguridad del cortafuegos del router con un sistema de cifrado WPA/WPA2.
Asimismo, esta firma insiste en la necesidad de cambiar las contraseñas del router o de dispositivos como cámaras de seguridad y pantallas con webcam. En este sentido, no sólo se deben cambiar los accesos que vienen ‘de fábrica’ sino que, al igual que hacemos con nuestras contraseñas en Internet o Redes Sociales, debemos realizar dichos cambios de seguridad de manera periódica.
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